Muchos especialistas están pensando en el clima de la Tierra. En ese sentido, el cambio climático se ve atravesado por decisiones, grandes y pequeñas, que determinan el futuro del mundo.
Un aspecto importante para el cuidado del clima es el control de la huella de carbono. La huella de carbono es una medida de los gases de efecto invernadero generados por una persona, organización, acción o producto.
Reducir la huella de carbono general de la actividad humana es fundamental, teniendo en cuenta que la temperatura de la Tierra ya es un grado Celsius más alta que antes de la revolución industrial.
Para resguardar el clima, las Naciones Unidas (ONU) han fijado objetivos globales de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050.
Tales objetivos van a influir tanto en las personas como en las empresas, y la agricultura no es una excepción.
Es más, la agricultura ocupa un papel importante en las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, tiene una gran oportunidad de abordar las emisiones y la huella de carbono en el futuro.
Se estima que hoy en día el sistema agroalimentario mundial contribuye con el 31 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano. Los diferentes cultivos y prácticas de producción influyen en la huella de carbono de la agricultura en distintos grados o niveles.
La importancia de la agricultura sostenible
Las buenas prácticas agrícolas o la agricultura sostenible, contribuyen a minimizar la huella de carbono en la producción. Entender los impactos ambientales de las diferentes prácticas de producción puede colaborar a los productores a cuidar la Tierra de manera deliberada.
La agricultura sostenible también garantiza que la tierra sea viable durante muchos años y que siga siendo un sustento económico para las generaciones futuras.
Se estima que hasta 2050 la demanda mundial de alimentos aumentará un 56 %. Ante este escenario, la agricultura sostenible puede garantizar que la escasez de alimentos no suba a medida que aumenta la población mundial.
En líneas generales, la agricultura sostenible ofrece diferentes beneficios. Puede resultar difícil saber por dónde empezar en materia de sostenibilidad o cómo reducir la huella de carbono en la agricultura. Sin embargo, existen algunas prácticas que pueden ayudar a reducir la huella de carbono en la producción agrícola, tales como:
- Implementar rotaciones de cultivos para mejorar la salud del suelo
La salud del suelo está atravesada por la variedad de plantas y microorganismos presentes. Es por eso que las rotaciones de cultivos son una forma de aumentar esta diversidad y, al mismo tiempo, reducir la presión de enfermedades y plagas que se genera por años de cultivos repetidos.
La rotación de los tipos de cultivos y la profundidad de las raíces de los cultivos puede favorecer una buena estructura del suelo y, al mismo tiempo, optimizar el uso de los nutrientes del suelo a diferentes profundidades.
- Implementar un enfoque de las 4R para el manejo de nutrientes
Las 4R de la gestión de nutrientes incluyen: momento adecuado, dosis adecuada, fuente adecuada y lugar adecuado.
El objetivo es conservar los nutrientes donde se necesitan, en el campo y en el suelo. El momento adecuado significa que la aplicación de nutrientes coincida con la demanda del cultivo. La dosis adecuada se refiere a aplicar la cantidad de fertilizante en consonancia con la absorción de nutrientes del cultivo. La fuente adecuada tiene en cuenta el tipo de fertilizante elegido y si tiene una tecnología de eficiencia mejorada, como inhibidores, liberación lenta o controlada. Y el lugar adecuado es la colocación precisa del fertilizante de modo que los cultivos puedan acceder con éxito a los nutrientes.
- Reducir el barbecho desnudo
En muchas zonas del mundo, es habitual dejar la tierra sin sembrar durante toda una temporada de cultivo, especialmente en zonas semiáridas. Esta acción presenta importantes desventajas ambientales y debe evitarse.
La quema de combustibles fósiles durante el cultivo de la tierra para controlar las malas hierbas, el agotamiento de la materia orgánica del suelo y el aumento de la erosión del suelo son efectos secundarios negativos de las prácticas de producción de barbecho desnudo.
- Manejo de la labranza para reducir la alteración del suelo
Si bien muchas veces es necesario minimizar la compactación del suelo, la labranza debe ser mínima para lograr una reducción de la huella de carbono agrícola.
La labranza requiere maquinaria agrícola como tractores, que a su vez queman combustibles fósiles y además este proceso puede dejar los suelos expuestos y propensos a la erosión.
- Muestreo del suelo para controlar y gestionar su salud
Si bien los suelos pueden dar pistas visuales sobre su salud, el muestreo del suelo ofrece información exclusiva sobre su estado. Las pruebas de suelo pueden informar los niveles de nutrientes y las propiedades físicas y biológicas. Armados con esta información, los agrónomos y los productores pueden tomar decisiones para apoyar la salud del suelo y los cultivos.
Estas son algunas de las acciones agrícolas que se pueden llevar a cabo para lograr una producción más consciente y respetuosa con el medio ambiente y, poder aliviar los efectos del cambio climático como la huella de carbono.
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