La agricultura es un ecosistema complejo, y la digitalización vino a traer soluciones y plataformas tecnológicas orientadas al ecosistema. De todos modos, no todos los productores cuentan con la inversión necesaria para incorporar innovaciones tecnológicas en sus campos.
La digitalización en el campo ha proporcionado diferentes beneficios. Es así que las cadenas de valor agrícolas tienen el potencial de resolver múltiples retos a los que se enfrentan los pequeños agricultores, desde la realización de precios correctos hasta el acceso a insumos de calidad y créditos más asequibles. Sin embargo, hay pequeños productores que no tienen el respaldo económico para acceder a la tecnología agro.
Según especialistas los datos, unidos al conocimiento y la intuición del agricultor sobre su explotación, pueden colaborar a aumentar la productividad agrícola y también a reducir costos.
El objetivo es hacer posible una agricultura basada en datos y democratizar la IA para una agricultura sostenible. En ese sentido hay determinadas tecnologías que están teniendo un gran impacto en los campos como en los rendimientos económicos de los productores. Por ejemplo, Nelson, un productor rural, utilizó los datos para guiar su pulverización y la cantidad que ahorró fue exactamente la que ganó.
Es así como diferentes organizaciones del sector privado están innovando para incorporar a los pequeños agricultores a la economía digital, mejorar sus medios de vida y apoyar la seguridad alimentaria.
Sin embargo, se necesita financiación para reducir el riesgo de las inversiones iniciales en desarrollo y ampliación de nuevas soluciones. Por ejemplo, para crear capacidad, se necesita financiación para la formación en alfabetización digital y el desarrollo de redes de agentes. Las soluciones adecuadas deben atraer financiación de los sectores privado, público y filantrópico.
Para desbloquear la inversión, se requieren entornos favorables que permitan la innovación continua. Los modelos de negocio deben ser pensados conjuntamente por un grupo diverso de partes interesadas para garantizar la viabilidad.
Si bien las tecnologías pueden originarse fuera de las explotaciones agrícolas, los agricultores y la aplicabilidad en las explotaciones deben estar en el centro para evitar fallos del mercado.
Mientras que la financiación de los gobiernos, las instituciones públicas y la filantropía puede permitir el desarrollo del ecosistema en una fase temprana, la inversión del sector privado puede complementar los esfuerzos y, en última instancia, centrarse en la financiación de soluciones sostenibles y comercialmente viables.
Inversiones en tecnología
Actualmente, se están desarrollando varios modelos de financiación. De todos modos, la solución a escala para la adopción de tecnologías solo puede lograrse mediante la cooperación.
Esta es la razón por la que es fundamental impulsar innovaciones inclusivas y de bajo costo que puedan tener un impacto escalable al momento de cubrir las necesidades de las partes interesadas en el sistema alimentario a nivel regional y mundial.
En Colombia, por ejemplo, el Centro de Innovación Alimentaria está ayudando a fortalecer los sistemas alimentarios ofreciendo una solución a los retos económicos, medioambientales y de desarrollo rural del país.
El centro es una plataforma de coinversión y una asociación entre agricultores, institutos de investigación, innovadores, el sector privado y el gobierno para desarrollar centros de excelencia tecnológicos que puedan incentivar prácticas agrícolas sostenibles y regenerativas y, al mismo tiempo, ayudar a los agricultores, especialmente a los pequeños, a producir y comercializar de forma rentable una cesta de cultivos durante todo el año.
De esta manera, trabajar en colaboración con otras partes interesadas y diseñar el centro ha permitido reducir el riesgo de la inversión y ampliar las soluciones digitales, así como trabajar con empresarios e innovadores locales que pueden apoyar al sector agrícola en Colombia.
Las proyecciones para el futuro digital
En resumen, se puede concluir diciendo que los sistemas alimentarios necesitan una revolución tecnológica. En ese sentido, diferentes organizaciones están preparando iniciativas para conectar a más pequeños agricultores con mercados justos, el sector financiero formal, prácticas agrícolas sostenibles e Internet.
Este trabajo necesitará de la colaboración amplia e intencionada para mover la aguja de la seguridad alimentaria y empoderar a los agricultores que alimentan al mundo.
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